Ríos de tinta, miles de minutos en YouTube y millones de palabras se han vertido en blogs, medios digitales y redes sociales para hablar sobre un tema recurrente: vender más.
Resulta complejo innovar donde se ha escrito tanto (y bien) sobre un tema, pero que, sin embargo, resulta inabarcable por su naturaleza; vender es un proceso subjetivo, que conlleva múltiples elementos psicológicos. Así que aún nos queda tela donde cortar.
Sabemos que no estamos aquí para inventar la pólvora, y tampoco queremos tornarnos académicos o filosóficos. Así que en esta sección del blog nos acercaremos al fascinante (y complejo) mundo de las ventas desde varias perspectivas, una de ellas es hablar sobre temas que pudieran pasar inadvertidos, o que podrían no captar nuestra atención a simple vista, por su sencillez o cotidianidad.
Así pues, nos gustaría hablar sobre un gesto que, quizás por la modernidad imperante (las costumbres siempre cambian con el devenir del tiempo), se va perdiendo en muchos negocios: sonreír. La palabra risa viene del latín risus, participio del verbo ridere, el mismo que nos dio reír y ridículo; sonrisa viene de son- y risa. Son- es un prefijo que viene del latín sub (abajo). De manera que, sonreír podría significar estar por debajo de la risa, es decir, antes de ella. Sin embargo, la definición etimológica se queda muy lejos de lo que significa para nosotros.
Buscando más información en Internet, me encontré un artículo de Yorokobu que me resultó interesante, quizás también a vosotros; menciona que un estudio de la Universidad de San Francisco (California) categorizó 19 tipos de sonrisas, jamás imaginé que pudiera existir una clasificación y mucho menos que hubiera tantas. Sin embargo, lo más interesante lo encuentro donde habla sobre el origen de la sonrisa, cito: «…Algunos científicos creen que la sonrisa humana puede venir de la mueca que los primates emplean para demostrar a otros congéneres miedo y sumisión, explica un artículo de la BBC». Y agrega: «No hay demasiados rastros de esa sumisión primitiva en la sonrisa humana, pero está comprobado que sonreímos más cuando nos encontramos ante personas a las que consideramos por encima de nosotros».
La idea anterior resulta muy interesante para mí, ya que conecta justo con lo que quería compartir con vosotros, y es que puede que exista una idea equivocada de lo significa sonreír hoy en día. La sonrisa puede considerarse un gesto de bienvenida en múltiples escenarios, y por tanto, algo que puede resultar fundamental a la hora de vender, porque la sonrisa, y me refiero siempre a una sonrisa verdadera, tiene un significado superior: aprobación.
Imaginemos una situación cotidiana: tengo que comprar el pan, pero la panadería que tengo cerca, a la que voy siempre, está cerrada y tengo que ir a otra nueva al otro lado de la calle; al entrar, la encargada de despacharme me recibe con una saludo y, magia, una sonrisa, algo que además no ocurre cuando compro en la otra panadería. La sonrisa genera una situación de comodidad que le permite a la encargada colocarme un par de croissants de chocolate que no pensaba comprar; además, descubro que me gustan más que los de la otra panadería de siempre.
La situación anterior arroja una serie de conclusiones:
- Sonreír es un gesto de amabilidad
- Comunica un mensaje de aprobación. Al sonreír, la encargada me está diciendo: ¡Bienvenido, gracias por entrar!
- Esto genera un estado de comodidad y relajación que la ella aprovecha para venderme otro producto que yo no pensaba llevarme
- Esa compra además me permite descubrir que tanto sus servicios, como algunos de sus productos son mejores que los de su competencia
Estamos llevando al extremo una situación, común que no resulta descabellada. Todo lo contrario, sonreír, en cualquier tipo de negocio -da igual lo que vendas-, resulta vital porque es un gesto de comunidad; y, a pesar de que resulte tan sencillo, es un rasgo que estamos perdiendo cada vez más en nuestras relaciones comerciales cotidianas.
Te recomendamos leer un artículo muy interesante publicado en El País, titulado: El poder de una sonrisa, donde se abordan otras perspectivas interesantes, que refuerzan la idea que intentamos transmitirte aquí.
Ya que sonreír es un gesto de aprobación y comodidad, antes de despedirnos, nos gustaría compartir algo que dijo el poeta Octavio Paz: «el hombre es un ser que sabe sonreír, las sonrisas es algo que le falta al mundo moderno, tenemos los aullidos de las fieras y las carcajadas de las hienas, pero lo humano es sonreír, sonreír sobre todo ante nosotros mismos».
Nos leemos pronto.